* Será un proceso indeterminado para dejar
de funcionar
* Los pacientes, son entregados a sus familiares
Por
Epigmenio ROJAS CASTRO
CHOLULA.- El sanatorio Guadalupe,
popularmente conocido como “El Manicomio”, ha empezado a cerrar sus puertas,
con un proceso de liquidación de personal, y poco a poco habrá de llegar a no
seguir funcionando, luego de estar 103 años de servicio, por una decisión
tomada por los directivos de la institución.

Puntualizó
que todo el personal que labora en el sanatorio, habrá de ser liquidados
conforme a la ley, y los pacientes están empezando a ser entregados a sus
familiares, para los mejores cuidados y con todas las indicaciones que deben de
seguir.
El sanatorio
que pertenece la orden de “San Juan de Dios”, conocidos popularmente como
Juaninos, venía subsistiendo con el pago simbólico que hacían familiares de
internos, y benefactores, pero ya es incosteable su mantenimiento, por ello la
decisión de cerrar sus puertas.
El Sanatorio
Guadalupe, fue fundado oficialmente el 27 de septiembre de 1910, hace 103 años,
cuando San Pedro Cholula, tenía una población de apenas 6 mil 500 habitantes.
Fue en el
2010, cuando se celebraron con diversos eventos, los 100 años, entre ellos la
misa que ofició el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa.
Comentó
Rojas Morales, que en el 2009, se tenía una población de 66 pacientes, quienes
eran atendidos por 77 colaboradores, todos ellos profesionistas especializados
en un área de la medicina que ahí se aplica, y 4 hermanos Juaninos.
En 1910
comenzaron funciones con 8 hermanos y 5 pacientes, según un documento escrito
por los médicos Guillermo Fajardo Ortiz y Edith López Ramírez en
medigraphic.org.
“El hospital no era gran cosa, era un hospital
«horizontal», compuesto de dos pabellones, los cuartos de enfermos eran
individuales, pequeños, el mobiliario y la ropa parecían escasear, al lado de
las camas metálicas había una silla, ningún armario; las noches se iluminaban
con velas y quinqués. El portón de acceso al hospital era de madera gruesa,
tenía un llamador, una pequeña mano de bronce.
Algunos pisos eran de ladrillo, otros de
duela. La ropa se lavaba a mano y había un gran tendedero”, comentó la
administradora.
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