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Para el
presidente municipal de Puebla Eduardo Rivera Pérez debe ser muy difícil
afrontar la realidad. Bueno, no debe ser, es verdaderamente complicado tener
que decidir entre apoyar a su Partido, Acción Nacional y dar más poder a un
gobernador que lo ha tratado con la punta del pie, por no decir de la
rechi…
Rivera ha
sido ninguneado, humillado, ofendido, maltratado por el gobernador. Sus
desplantes, agresiones, groserías y violencia verbal no sólo incluyen al
alcalde sino a su respetable esposa, a quien Martha Erika (la Martita Fox de
Tecamachalco) también trata con arrogancia y prepotencia.
Rivera sabe
que debe apoyar para que Acción Nacional pueda ganar la mayoría de posiciones
en el Estado, porque el amor a su Partido es más grande que sus aspiraciones.
Primero el PAN y luego yo, deberá decirle al espejo todas las mañanas nuestro
muy ausente señor presidente.
Rivera sabe
que el gobernador no cumple su palabra. Sabe que lo está utilizando. Sabe que
hoy le sonríe, pero mañana le dará una puñalada por la espalda. Sabe que en la
negociación ganó muy poco o mejor dicho, perdió lo menos posible. Sabe que los
panistas no están en el proyecto de Rafael. Sabe que una vez pasadas las
elecciones volverá a ser el mismo de antes, el mismo de siempre.
Rivera sabe
que no puede confiar en el gobernador. Sabe que los agravios han sido muchos
desde el 2006. Sabe que una mingües candidaturas a regidores en la planilla de
Antonio, Tony, Gali, no significan nada. Sabe que de ganar la planilla de
Puebla Unida los panistas pasarán a ser más del montón. Rivera sabe que los
compromisos del gobernador son más grandes con Nueva Alianza que con Acción
Nacional.
Rivera sabe
que el gobernador le dará nuevamente una patada. Sabe que ha gobernado con
gente extraña al PAN. Sabe que si sale fortalecido en las elecciones tendrá un
poder sobre todo y sobre todos, para pisotear a quien se le atraviese. Rivera
sabe que con Gali no hay para él y su grupo, ninguna garantía de sobrevivencia;
ni de financiamiento; ni de negocios, ni de recomendados. Rivera sabe que con
Gali en la alcaldía está políticamente muerto.
Rivera sabe
que si el PRI no gana para equilibrar el poder en Puebla, sus posibilidades de
crecer políticamente son prácticamente nulas. Rivera sabe que Rafael no cumple
y que hoy le sonríe para mañana traicionarlo. Lo sabe, lo siente y lo
presiente. Rivera sabe que un voto al PAN es un voto para su mejor enemigo y un
suicidio para él. Rivera sabe que en cualquier momento no le cumplen la
aprobación de sus cuentas públicas. Rivera sabe que en un arranque del
gobernador, hasta a la cárcel va a parar.
El Verdugo
El
comportamiento político del Secretario de Gobierno Luis Maldonado no es el
adecuado y ya fue recriminado por el PRI. El Verdugo dice: pasó de ser político
respetado a simple bravucón morenovallista.
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