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Tercera y
última parte de esta historia de la relación entre Mario Marín y Antonio Gali,
ambos personajes harto conocidos de los poblanos, más el primero que el
segundo. Pues bien, ya sentado en la silla de gobernador del Estado, el también
Notario Público escuchó sólo una versión sobre el pre-sun-to fraude de 7
millones de pesos (más-menos) en contra de Cerámica Santa Julia: la versión de
su propietario, Noé Peñaloza.
De nada
valieron los años de amistad y compromisos políticos que Tony Gali entregó al
ya ungido gobernador poblano; de nada las peticiones de audiencia para aclarar
el tema del pre-sun-to fraude o incumplimiento de promesas; de nada sirvieron
las explicaciones que a través de un tercero Gali le hizo a Marín. De nada, de
nada, de nada.
La única voz
que valió en ese febrero del 2005 y meses subsecuentes, fue la de Peñaloza. La
única versión que el gobernador escuchó fue la del propietario de la fábrica de
cerámica. A su amigo, patrocinador y aliado, ni la gracia de la duda le
propinó. Nada, nada, nada.
A su más
fiel estilo, el ingrato Mario Marín Torres cerró las puertas de Casa Puebla;
selló el acceso a Casa Aguayo; “apagó” sus oídos para lo más elemental entre
amigos: escuchar la otra versión. Así, Antonio Gali Fayad fue condenado por la
consciencia de Marín, por una sola versión, por su punto de vista, por sus
pantalones pues. Sin escuchar al presunto inculpado. Lo enjuició y condenó en
un tris.
Gali fue el
primer damnificado de la soberbia y arrogancia que distinguen al gobierno del
famoso “góber precioso”.
Dolido y
decepcionado por la actitud de quien algún día se dijo su amigo, el hoy
candidato de Puebla Unida a la alcaldía decidió tomar otro camino. Inquieto
como es y apasionado de la política y el servicio público dio el brinco hacia
la oposición con acercamientos con Rafael Moreno Valle, quien para ese entonces
ya era candidato del PAN al Senado de la República.
Gali Fayad
decidió entonces hacer su presentación como un nuevo “calderonista”. Un sábado
de campaña, organizó una cena en su casa y recibió al candidato del PAN a la
Presidencia de la República Felipe Calderón Hinojosa. Cena, pase de charola,
tragos, música y canciones sellaron su futuro en el morenovallismo.
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