Por Sofía
LINARES

Por el
municipio se ven camionetas y camionetas, que transportan cilindros de gas, los
cuales recargan en las diversas plantas asentadas en la zona, sin que cumplan
con las mínimas medidas de seguridad, dichas unidades.
Para
anunciar su paso y lograr llamar la atención de los clientes, utilizan ciertas
melodías, a muy alto volumen, y eso es una contaminación y afectación para los
ciudadanos, quienes tienen que soportar el ruido, más aún cuando el chofer de
la unidad se detiene a cargar su producto.
El manejo
que le dan a los cilindros, no es el adecuado, los golpean, los avientas, con
el riesgo de dañar dichos cilindros, que son propiedad del particular, peo que
sin embargo esos repartidores, lo toman de manera contraria, y aunque alguien
tenga un cilindro nuevo o cuidado, le entregan otro en mal estado.
Las amas de
casa, sufren con estos vendedores, puesto que cuando se les reclama porque el
cilindro presenta fuga, o rinde menos tiempo el cilindro, nadie acepta a ver
vendido el producto, y quien pierde es la ama de casa.
Por otra
parte, utilizan a muchos menores de edad, con un salario menor al que establece
la ley, no les dan prestaciones de ley, incluso hay dueños de esos negocios,
que les contratan a comisión, según el número de tanques que venda, es el
dinero que les pagarán a fin de semana.
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