CHOLULA.- En el año 1523 tres
franciscanos flamencos del convento de Gante, fray Pedro de Gante, con tan sólo
el permiso del emperador, es decir sin ninguna autorización papal, arribaron a
la Nueva España.
De la vida y
la observancia franciscana de fray Juan de Tecto, cuyo nombre fue originalmente
Dekkers, fray Jerónimo de Mendieta nos contó que fue confesor de Carlos V y
profesor de teología de la Universidad de París, así como padre guardián en
Gante. Fray Juan de Ahora, al parecer fue hermano del rey de Escocia. Según
Agustín de Vetancur, t también de gran apogeo a las estrictas observaciones
franciscanas. Fray Jerónimo de Mendieta cuenta, además, que fray Juan pronto
aprendió el Náhuatl y que se dio en Texcoco a las enseñanzas de los niños
indios.
En ese mismo
año arribaron a la Nueva España los demás: como provincial mayor de los
franciscanos, un aventajado y enfermo fray Martín de Valencia, llegó un 12 de
mayo, día de Pentecostés.
Venían con él Francisco de Soto, Martín de la Coruña, Juan Suárez, Antonio de
Ciudad Rodrigo, Toribio de Benavente, García de Cisneros, Luis de Fuensalida,
Francisco Jiménez, Juan de Ribas, Andrés de Córdoba y Juan Palos. La
martirización y la penitencia constante y en nombre de Cristo que fueron sus
vidas reclusas en la casa recolecta de San Gabriel en España les sirvieron para
soportar, sin monedas ni comida, Descalzos y a pie, la travesía desde Veracruz
hasta la Tenochtitlan conquistada.
Dos años
después llegaron bajo la dirección de Fray Tomás Ortiz, los dominicos, le
seguirían los Agustinos en 1533 y en 1572 los jesuitas. A la nueva España
arribaron casi al mismo tiempo, dos órdenes que en Europa habían nacido también
casi al mismo tiempo: los franciscanos y por otra parte los frailes
predicadores que se convertirían en la orden de mas observancia ortodoxa y
legalista en la aplicación de la doctrina en la conversión de los indios de la
Nueva España, fundados por Santo domingo, recibieron la bula papal como orden
canónica en 1216.
Ambas
ordenes, franciscanos y predicadores, tuvieron su origen en la baja Edad Media,
en medio de un ambiente religioso europeo.
Los
franciscanos no sólo incorporaron a sus conventos y misioneros algunas de sus
tradiciones heréticas sino que en el siglo XVI se desprenderían de la orden de
una comunidad de frailes que desconocieron la autoridad papa y crearon su
propia comunidad de hermanos franciscanos de observación ascética.
Los primeros
mártires franciscanos no fueron los que murieron predicando la fe de Cristo
ante lo0s islámicos, como hubiera querido Francisco, sino los cuatro
franciscanos que no aceptaron que las ideas de Francisco fueran heréticas y
murieron, por dictamen papal y por orden de un inquisidor “conventualista”,
franciscano, quemados vivos el día 7 de mayo de 1318 en Marsella.
Para los
cholultecas, y en verdad para los niños nahuas del Valle de México, los
franciscanos fueron la única fuente doctrinal, así como los guías, del nuevo
dios que los vino a conquistar.
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