CHOLULA. –En el sureste del país,
florecía ya ha tiempo otra cultura, que quizá procedió de Centroamérica,
cultura grande y esplendorosa que fue la Maya-quinche, cuyos vestigios
impresionantes por su grandiosidad y su arte, los encontramos en la península
de Yucatán y en Centroamérica.
Arte
magnífico del que seguramente, se desprende la moderna corriente del arte
contemporáneo, tal como se percibe al contemplar por ejemplo el templo de los
guerreros (Chichen Itzá) y donde se encuentran elementos que seguramente han
sido los inspiradores de ese arte moderno especialmente en el arte pictórico
adivinándose su raíz precisamente en los murales de dicho templo, los cuales a
pesar de los siglos permanecen vigorosos en su mensaje estético, un mensaje de
carácter universal donde aparece la concepción del hombre precortesiano
respecto a la vida captada en una exhibición artística, donde el impacto de
belleza se caracteriza por su realismo tal como sucede en nuestra actual época
con las escuelas modernas de pintura.
Sin embargo,
el arte precortesiano además de su realidad tiene como elemento notable y como
causa de su inspiración el concepto místico tan íntimamente relacionado en su dinamismo
con la magia.
Esto se
debió a que en aquellos pueblos precolombinos la explicación de todos los
fenómenos siempre se ligaba a la magia de lo desconocido y a los mitos y
deidades que hicieron se desbordara ese arte, en una fantasmagoría explosiva, de
todas sus manifestaciones y que es propia de esas culturas precolombinas.
En general
el arte precortesiano se significa por la gran originalidad de su estilo, casi
todo encaminado a expresar sus conceptos religiosos.
Son cuatro
las artes plásticas en que se destaca dicha cultura del antiguo México: la
cerámica, la pintura, la escultura y la arquitectura, que son radicalmente
distintas a las que aparecen en otras partes del mundo antiguo, con una
personalidad propia tan definida que no puede decirse que tengan semejanza de
estilo, ni con las artes griegas, las artes chinas, las egipcias, ni con las
asirio-caldeas, pero ni siquiera con las demás culturas de América de esa época
precolombina.
Esta gran
personalidad de las artes autóctonas mexicanas se funda no solo en su estilo de
expresión, sino en su contenido ideológico, ya que la filosofía de esos pueblos
primitivos a pesar e ser tan distinta entre si tenía un fondo común lo mismo en
los olmecas, que, en los totonacos, en los huastecos que, en los aztecas, en
los toltecas y en los mayas, su filosofía contenía puntos de contacto en una
tradición sagrada, de ideas mágico-religiosas, siempre expresadas en forma
esotérica.
¿Qué opina
usted, mi estimado lector?
Pensamiento:
Lo sencillo no se presenta ni en primero, ni en último término. Federico
Nietzsche. Filósofo alemán.
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