Por Angie
MORA
CHOLULA.- Con un bebe de brazos, una
mujer muy asustada llega al consultorio de su ginecólogo y le dice:

El médico le
preguntó: - Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?
Ella
respondió: - Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.
El médico se
quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: - Creo que tengo un
método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.
La mujer
sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla. Él siguió hablando: - Vea
señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de
tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos. Así usted tendrá un
periodo de descanso hasta que el otro niño nazca. Si vamos a matar, no hay
diferencia entre uno y otro de los niños. Y hasta es más fácil sacrificar éste
que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.
- La mujer
se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen!
- También
pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que
por un momento pensé en ayudarla.
El médico
sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto.
Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya
nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.
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