
Varios
estudios recientes lo comprueban. En uno de ellos, un grupo de investigadores
de la Universidad de Columbia en la Ciudad de Nueva York analizó datos recopilados
entre casi 7,700 estadounidenses que hicieron gráficos para evaluar su salud
mental con relación a la actividad física que realizaban a la semana.
Los
resultados que arrojaron los estudios demostraron que ejercitarse con
regularidad —idealmente de 2 horas y media a 7 horas y media a la semana—
mejoraba la salud mental. Otro estudio llevado a cabo en Reino Unido con 700
adultos de entre 70 y 80 años reveló que la actividad física protege los
tejidos cerebrales de la atrofia y reduce el volumen del cerebro, lo cual suele
estar vinculado al deterioro cognitivo y la demencia.
¿De qué
manera ejercitar el cuerpo ayuda a que la mente se mantenga igualmente activa?
Para empezar, el ejercicio habitual puede evitar que una persona desarrolle
diabetes, algunos tipos de cardiopatía e incluso hipertensión, padecimientos
que, a su vez, aumentan el riesgo de desarrollar demencia senil, explica Teresa
Liu-Ambrose, doctora en medicina y fisioterapia de la Universidad de Columbia
Británica en Canadá. Liu-Ambrose ocupa el cargo de directora del Laboratorio de
Envejecimiento, Movilidad y Neurociencia Cognitiva.
“Los
factores de riesgo cardiovasculares suelen aumentar el riesgo de padecer
demencia senil”, afirma.
Desde hace
tiempo es bien sabido que el ejercicio ayuda a evitar que el cerebro y sus
estructuras se contraigan. Liu-Ambrose revela que ha sido sorprendente
descubrir hasta dónde llegan las mejorías relacionadas con la buena forma
física. “No sólo logra que el rendimiento del cerebro se mantenga, sino que se
obtienen óptimos resultados en su salud”.
Piensa en el
cerebro como si fuera una orquesta, explica. Para tocar una melodía, las
distintas partes del grupo deben estar coordinadas. Lo mismo ocurre con el
cerebro. Si las conexiones se interrumpen o dejan de existir, el cerebro dejará
de funcionar correctamente. El ejercicio puede, además, estimular el
crecimiento de las células y repararlas.
“Nunca es
demasiado tarde para empezar”, dice Liu-Ambrose. “Incluso 15 minutos pueden
hacerte bien”.
0 comentarios:
Publicar un comentario